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Para estudiar el comportamiento del consumidor se necesitan varias sesiones. En la primera de ellas, podemos encargar a los alumnos que, antes de venir a clase, vean los siguientes dos vídeos:

En el primero de ellos se estudia la teoría de la utilidad y se explica cómo para maximizar la utilidad se ha de cumplir la ley de la igualdad de las utilidades marginales ponderadas. Posteriormente, se analizan las características generales de las curvas de indiferencia. En el segundo vídeo, se ven casos particulares en los que se incumplen los principios generales de las preferencias, dando lugar a curvas de indiferencia especiales.

Afianzar estos conocimientos conlleva, como mínimo, utilizar dos sesiones de clase. Los alumnos creen entender los vídeos, pero cuando les preguntamos por casos concretos muchas veces son incapaces de dibujar adecuadamente las curvas de indiferencia.

En clase se pueden abordar, en primer lugar, todas las dudas que hayan podido surgir de la interpretación de los vídeos. A continuación, se puede comenzar a realizar ejercicios como los del PDF adjunto. Se les puede dejar un tiempo para que, por equipos, intenten resolver uno por uno los ejercicios, e ir resolviéndolos en la pizarra. El profesor puede ir paseándose ayudándoles a interpretar correctamente los enunciados (como dicen los anglosajones, teaching between desks) y dándoles pistas para su correcta resolución, guiando el aprendizaje de los estudiantes "from sage on the stage to guide on the side".

En sucesivas clases se pueden realizar más ejercicios de ese tipo para afianzar el aprendizaje. En el MOOC de microeconomía y en el blog del profesor Aguado se pueden encontrar bastantes ejemplos.

¿Qué conseguimos?

  • Encomendándoles la visualización de los vídeos y la realización de los ejercicios en el aula, hacemos que los alumnos trabajen, y ponemos a los estudiantes en el centro del proceso de enseñanza-aprendizaje.

  • Ganamos tiempo. Ya no tenemos que explicar en clase una serie de conceptos que los estudiantes ven en los vídeos. Los estudiantes están acostumbrados a consultar vídeos, y nos acercamos a ellos de una forma que les resulta natural. 

  • Podemos aprovechar ese tiempo que ahorramos para otras cosas; fomentar la participación, el trabajo en equipo haciendo que busquen la solución en común en pequeños grupos, el desarrollo de habilidades comunicativas... El profesor puede ir por el aula viendo cómo los estudiantes van resolviendo por grupos los ejercicios que se les encomienda. Tiene tiempo para resolverles dudas, orientarles, etc.

  • Incrementamos la motivación de los alumnos; es habitual que se tomen como retos la resolución de estos ejercicios, y si no consiguen hacer uno correctamente lo intentan con el siguiente con más ganas. Además, unos estudiantes ayudan a otros, trabajan de manera colaborativa, desarrollan habilidades de comunicación al transmitir sus ideas y planteamientos, etc.

  • El papel del profesor varía; de limitarse a impartir clases magistrales, pasa a orientar y guiar el proceso de aprendizaje de los alumnos. 

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